Vine aquí como el que va a la feria,
sin una idea fija, ni nada preconcebido;
y me encontré , quizás con lo que no había buscado,
una mezquita musulmana, azul y verde,
ocho minaretes truncos, varias tumbas.
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Memorias de un poeta bohemio del pasado,
los nombres de Timur y su linaje;
encontré el viento de los cien días y sus noches,
sin miedo a equivocarme:-era levante-
todas las noches las cubría de arena,
con su furia incontrolada, acosó mi escaso cabello
y se llevó mi turbante, me quemó los párpados.
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En la madrugada: dispersión de pàjaros,
mirlos, chovas y arrendajos..
y ese rumor inconfundible del agua entre las piedras
que son los pasos campesinos.
que son los pasos campesinos.
***//***
-Pero el agua sabía a polvo-
murmullo en las dunas, apariciones, desapariciones,
ocres remolinos, insustanciales como mis pensamientos..
quizás anduviera por allí, Sarapatrusca o, ala.
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Vueltas y vueltas, sin poder dormir, en un cuartucho
de hotel de las montañas: la tierra un cementerio
de camellos y mis cavilaciones, siempre con el dichoso
solano o levante..
¿El viento, el señor de las ruinas es mi único maestro?
yo por si acaso, en la tumba del poeta bohemio,clave un clavo..!
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