Marzo, titilante, travieso, respondón,
viejo, unas veces recordado con odio y otras
con agrado por el sufrido campesino y pastor;
!multitud de ojos desgarrados te observan!.
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!Que avalancha de voces hacen rugir tus ríos dormidos!
tus ríos que duermen apacibles, primavera y verano;
al no ser por las locas rebotadas de marzo..
que algunas veces hieren las canículas del siglo.
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Hay una fábula antiquísima, que dice
que en una ocasión hizo marzo un trato
con el sufrido pastor: este le dijo así:
-marzo, si te portas bien, te regalo mi mejor cordero-.
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Todo marchaba bien, cuando le dijo el pastor:
el día 29, ya se terminó el tiempo, y como todo fue bien,
ya no te regalo el cordero: marzo enfurecido,
le dijo así: -no me hagas esto a mi- pues con dos días
que me quedan a mi y dos que me preste
mi compadre abril, te voy a poner a parir...!
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Esto será verdad o fábula, pero a marzo
hay que respetarlo: marzo, es dura crin,
cristal de turbia llamarada, madre que tu hijo
no trate de engañarlo, si no quiere ver sus lágrimas.
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Que por ventura no niegue su cruz,
que no oculte el arado del llanto, cruz y tierra;
y verá nacer la espiga jubilosa y el pan de mañana;
¿Qué viento insigne mira tus cenizas sepultadas?.
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