Llega el ocaso, y la hora de regreso,
el adusto camino, que ya casi en sombras desafiará la tarde.
lo tendrás que desandar a estas horas nocturnas;
pero tus compañeras la luciérnagas
te alumbrarán con su débil luz.
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Y de el castillo árabe, alguien vigila tus pasos,
las ramas, de las pardas encinas,
ya a esta hora del ocaso, estarán cargadas de pájaros,
que te animarán con sus trinos.
***//***
Desde ese rústico pueblo, encaramado a esa peña
pronto se encenderán muchas luces;
unas de petróleo y otras de aceite,
en viejas "lucernas" que alumbran débilmente la vereda.
***//***
Encenderás sus hogueras profanas,
se doran en las brasas carnes con aroma,
y corre el vino tinto, que se sirven de una bota,
en las tabernas, la bulla y tal vez bronca...
***//***
Tú vuelves de aquel lejano monte
con los haces de leña sobre tu sufrido hombro;
y ese coyote que lastimeramente aúlla en el bosque,
que te da la sensación de traerlo pegado a tus talones.
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Poco más traes contigo,
las manos llenas de heridas de la leña;
el corazón lleno de gozo y naturaleza
y los pulmones traes de oxigeno, una gran reserva....!
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