Tú, sol del Caribe, que hace un tiempo ya
guías mis sueños y mis desvelos;
en cuanto me levanto, es lo primero que veo
y al acostarme lo último que observo....
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En la mañana me traes la fas de mi tierra fresca
y en la noche que lejos te lo llevas;
incandescente que has cegado mi ojos
de tanto mirarte, con el ansia temprana de la muerte.
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Aquí, en esta tierra vigarra del indio taíno
que en otro tiempo fue por el español conquistada;
me empuja hacia el vacío de la nada,
pues aquí encontré la paz a todas mis batallas....
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Yo que vi con el ojo del cíclope
el mar Caribe girar en las cinturas
de las ninfas y las sirenas con sus dulces cantos,
tratando de cautivar el corazón del marinero español.
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!Ay, blanca ceniza y tierra roja de mi pueblo, que en sueños
me llamas, pronunciando mi nombre, en tu nombre,
!oh sol!, que no puedes morir sin mi, porque eres
con que pagué los dones de la gracia infinita
de conocer a esta mulata, que es vida de mi vida.....
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Y sin embargo el vértigo, aún del deseo
sacude las ansias de volver allí, donde
un día le negaste tu luz a mis padres
y por las noches caes sin esperar ya nada....!
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