Deja que el levante me tumbe de mi pedestal,
y con su furia me arrastre, que el curvo negro,
amigo de los desastres intentará levantarme,
y mi aspecto de nuevo intente restaurar.
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Viento del este, solano o levante, salino, caliente y bravo,
muy soleado y muy recién lavado;
de intimidad y rendición y por añadidura te dicen:
-solano, no sé porque te dicen amigo del hortelano-.
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Entra, entra en mi cuerpo de hierro,
ábreme ese camino de hierro, nunca sabido;
el de mis entrañas ocultas:
!oh, enséñame a caminar!.
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Sueña con sed de espacio,
en esos tórridos días de agosto, tan intensos y libres;
cuando las cigarras cantan, que la respiración
que ahora es mi deseo me salve, !Ven!.
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Cuando tu furia me asalta y me derriba, queriéndome
enseñar a vivir y a caminar por esta tortuosa vida;
tú, con tu clara música de las cavernas,
y cómo alzas mi vida muy silenciosamente.
***//***
Se que el cuervo y tú, se sienten
muy tristes al ver mi cuerpo inerte...
quieren abrirme una puerta, luminosa y cierta,
para caminar los tres juntos por esta senda;
con vosotros no me importa esta vida férrea....!
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