Una madre triste y afligida mira al cielo y se pregunta:
!Dios tú que lo sabes todo!
¿dime por qué se agrietan las columnas
y se hunden los palacios tan enormes?.
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Allí se oye llorar un niño debajo de aquellos cascotes,
allí donde pusieron el oro, plata, bronce,
cerámica, cristal, flores y fuentes,
también se desplomo aquello, también.
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¿Cuánto se habrá roto, cuánto?
mira cuanto escombro, cascotes, maderas y hierros retorcidos,
y debajo hay ancianos, mujeres y niños....
Esos remolinos de polvo que levantan las casas
derribadas, las carreras salvajes
de caballos que se pierden en el horizonte....
***//***
¿Cuánto se habrá roto mujer?
palmeras tronchadas que aún la cola del huracán arrasa...
sólo se resisten algunas torres y murallas,
a las bravas embestidas del viento y el agua.
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Por estas anchas calles por donde pasaron tantos
huracanes como toros bravos, con nombres aún
más raros como: Agnes, María, o Fifi...
Quedaron algunas estatuas para recordarlos...
y el dolor de un pueblo que jamás se ha curado....!
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