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Con instintos no muy claros,
saliste del pozo lóbrego de los desgraciados..
pero cuando entraste al pañuelo rojo de los privilegiados
que te torea, muy considerado,
te olvidaste pronto del hambre que habías pasado.
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Es verdad que toreas con mucho estilo,
con la flámula de seda roja
ligeramente húmeda de sangre..
no siempre del "astado"....!
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Y en la taberna del "Finito"
una tarde muy bien plantado,
pero como siempre, malhumorado,
te dieron -un encargo- de los que ya estabas acostumbrado.
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Tenías que pasar una corrida de "rojos" a estoque...
como si fueran "astados",
con su sabor a placenta, a plaza lenta,
a pureza corrupta, de los camisa azules....
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Te haces la idea y percibes que para ti es verdad,
que ahí está el toro ensabanado de la mar
y te olvidas que son mineros de las minas de Linares...
sus caras incrédulas, sin poder pedir !clemencia!
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Por las noches se encorva, se doblega
ante su sombra, en la caverna de las lamentaciones,
como un cuervo viejo, da un apretón de pico
y da un mantazo de talante torero tolerante...!
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Reservado el cercho de autor.
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