Los días parecen pájaros;
Vienen y se van y siempre dejan
Una herida de luz, que huele a madroño,
Su vuelo entre el cielo y la montaña,
A savia de madroños maduros escondidos.
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(Hay una fuente por allí
Con agua ferruginosa;
azules ríos de sed, a lo lejos,
Y un campanario blanco
Mecido por el viento de solano.
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Hay una fuente fresca
Que derrama alegría, cuando vienen las mozuelas;
Y una madroñera, en la ;huertezuela,
Donde vienen los jilgueros por madroños para su hembra.
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¿De qué cielo, de qué elevada dicha
Los ruiseñores descienden?
¿De que amor se prendó la niña?
Que le pide madroños al mozuelo.
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Los días se parecen a los pájaros
La niña a los jilgueros;
Que buscan el amor entre los madroños,
Que si no se cogen, se pasan y se van al suelo.
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