!Qué bonito está mi Caí, junto a la mar!
que es mi tierra nativa, cautiva,
a la que siempre le cantare,
-con su caleta- la que adoran los gaditanos.
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Soñadora.. -Tacita de plata-
con inocencia y clarividencia,
con la compañía de tu -Sancti Petri-
viendo caer la verdadera lágrima del cielo.
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Nunca podré saber por qué siento
a mi cuerpo sobrecogido frente a la mar;
que es un augurio y un refugio y hacia la campiña,
qué urdimbre la del trigo, la del oleaje...
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El movimiento curvo de las olas por la mañana
tan distinto al nocturno, como mis ojos lo ven,
tan semejante a un trigal con amapolas,
que va entrando en el rumor misterioso de mis ojos.
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Hoy que hay mareas vivas
y el amor está gris perla, casi mate,
como el color del chopo en el otoño;
el soñar despierto es sencillo, pero no el mirar.
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Y ahora mi soñadora -tacita de plata-
enamorada de los gaditanos;
son una sola marejada, sin que el viento de levante
pueda romper este embrujo tan nuestro...
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Este Sancti Petri, esta caleta tan sobrecogedora,
de esta tierra, este agua, esta playa nuestra.....!
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