Cuando yo nací había muchísimos higos..
y de muchísimas variedades, colores y razas;
yo nací en julio y en aquella mi Andalucía el sol quemaba,
y los higos se lucían como damas recopeteadas.
***//***
Con sus variádisimos colores y estampas,
unos verdes, dorados, negros o lila..
así era como se ofrecían y se mostraban,
y cada cual a su manera y estilo los degustaba.
***//***
Estaban en todos los árboles,
aun los que no eran higueras;
y mezclados con las flores en las ensenadas,
algunos desde su nacimiento traían sus defensas preparadas.
***//***
Otros traían adherida una amapola o una mariposa,
algunos en el ombligo una perla azucarada;
invitación ineludible de ser devorada,
-por dar, dieron de todo-.
***//***
Lo último que se de ellos es que en algunos lugares
te los ponen de tapas, con atún o con gambas...
pero ahí no termina el tema, sino que también alimentan
a unas "cochinillas" que se utilizan para pintar los labios de las damas.
***//***
Se apreciaba un aroma dulzón a almíbar y canela..
yo, aún con mis primeros lloros, ya le dije a mi padre;
!hay muchos higos! y mi padre miro a mi madre,
y le dijo: mira lo que dice este.. y mi abuela marianita
se aproximo demasiado, sonriendo y dijo:
-este niño está como una cabra-.
********************************
Reservado el derecho de autor.
y los higos se lucían como damas recopeteadas.
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Con sus variádisimos colores y estampas,
unos verdes, dorados, negros o lila..
así era como se ofrecían y se mostraban,
y cada cual a su manera y estilo los degustaba.
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Estaban en todos los árboles,
aun los que no eran higueras;
y mezclados con las flores en las ensenadas,
algunos desde su nacimiento traían sus defensas preparadas.
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Otros traían adherida una amapola o una mariposa,
algunos en el ombligo una perla azucarada;
invitación ineludible de ser devorada,
-por dar, dieron de todo-.
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Lo último que se de ellos es que en algunos lugares
te los ponen de tapas, con atún o con gambas...
pero ahí no termina el tema, sino que también alimentan
a unas "cochinillas" que se utilizan para pintar los labios de las damas.
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Se apreciaba un aroma dulzón a almíbar y canela..
yo, aún con mis primeros lloros, ya le dije a mi padre;
!hay muchos higos! y mi padre miro a mi madre,
y le dijo: mira lo que dice este.. y mi abuela marianita
se aproximo demasiado, sonriendo y dijo:
-este niño está como una cabra-.
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