Finaliza este triste año de pandemia endémica.
es hora ya de decirte lo difícil que ha sido no morir..
Por ejemplo, esta tarde mientras descanso en mi hamaca
debajo de esta cotorra, parlanchina.
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Tengo aquí el periódico, con noticias frescas y malas..
sobre el toque de queda y esa vacuna
que aún no se sabe cuando llega,
y los ciudadanos se mueren por millares.
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No podría cantar, aunque ha cesado ya la lluvia,
y me viene a la mente sin motivo el recuerdo
de una podenca de caza, que tuve cuando muchacho,
la maté, de un disparo en un horrible descuido.
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!!Cuanto lloré aquel bello animal, Dios mío!!
Desde aquel instante, aborrecí para siempre la cacería...
hay humedad y frío hasta en la música:
cuando yo muera, sólo recordarán mi júbilo matutino y palpable.
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Mi fiel perra, compañera inseparable,
mi bandera sin derecho a cansarse, esta pandemia
que pasamos y sin derecho a revelarse, el puño levantado
que hice unánime con el clamor dela piedra que eligió la esperanza.
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Se está bien aquí, sobre esta hamaca y el parloteo
de la cotorra sobre mi cabeza. Cuando yo muera
dirán con buenas intenciones que no supe llorar lo suficiente
por aquella perra y por esta pandemia.
Llueve de nuevo y tengo unas ganas locas de reír.....!
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