Tapate los ojos y déjate llevar
por los graznidos de las gruyas,
y el aroma inconfundible
de la hierba buena y el romero.
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Colocate de espaldas al viento de levante
que caracolea por tu cintura y quiere raptarte;
siente los rayos del sol sobre tu frente
y desdeña sus engaños.
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Me encontrarás por los caminos entre
las rosas y las amapolas, hablando con las gruyas;
pero no te preocupes: aunque me quieren
pero no son celosas.
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Sumérgete entre las flores y la hierba buena
persigue el trino del jilguero que canta a tu paso;
sigue más allá de lo que domina tu vista,
hasta hollar la línea del horizonte.
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Allí donde la montaña se une con el cielo
donde cada noche te espero con impaciencia;
entre la jara y el romero,
te entregaré mi corazón envuelto en azahares...
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Allí me encontrarás entre gruyas y palmeras
entre la montaña y el cielo,
entre el río y la mar, para cantarte bajo la luna,
para decirte cuanto te necesito y cuanto te quiero....!
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