Imagen tomada de la red.
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Se apretaba la tierra en la montaña
ha tiempo que parió el esvelto cactus verde;
desde mi ventana lo veo cada mañana y lo saludo,
le digo: buenos días -fiel amigo, esvelto infatigable
guardián del desierto.
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Entonces me responde desde su atalaya
el cactus verde, y yo le digo: ¿Cómo pasaste la noche amigo verde?,
en los días tórridos de agosto se ve triste,
como que envejece.
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Pero cuando llega la escasa lluvia
se expande y se rejuvenece y me lo dice:
-Yo soy verde y esvelto, amigo de la lluvia y guardián del desierto, leal amigo, buen madrugador y soñador.
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Le vuelvo a llamar amigo fiel, y él se ruboriza,
en el sofoco de los días de agosto:
-!anudador de días, para sus frías noches!-
y entonces con el sol de la mañana le sonríe al desierto.
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Y él como fiel amigo, me organiza los días y
me los entrega en ramilletes de treinta
y con los que le sobran le hace un vestido a la zorra...
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Yo me encuentro con el tiempo organizado en cactus:
y un fiel amigo infatigable
en el monte de día y de noche:
y yo le digo entonces: gracias, gracias amigo verde...!
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