Imagen tomada de la red.
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Crece un árbol en mi tronco, cortado y seco,
con el atroz hacha del leñador;
como un árbol nuevo tiembla su raíz
antes de llegar al suelo.
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Bebo el verdor del sueño de su música
de mis sienes brota limpio y verde un tallo;
la sangre es un fluir de tierra y fuente
y la sabiduría de mi vieja mente.
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Tiembla sus hojas con mi voz de ensueños,
cuando le digo y pienso:
pienso en bosques verdes, sin leñador
y sin pirómanos ni aserraderos....
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En la tierra que sube de mi voz,
nutrida con la savia en el hilo de un besos;
y la negrura del corazón del carbonero...
mientras él piensa en madurar hacia adentro.
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Poseyéndome como honda corteza que le proteja
del hombre y del viento, donde la vida es frágil
y escapa silenciosa hacia el cielo,
temerosa del hombre y su invento.
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Donde obserba incrédulo la mirada de este universo,
cuando un árbol te pone la muestra
de que aún es posible volver a empezar;
una y otra vez y renacer de sus cenizas
como el ave fénix y reverdecer en el desierto....!
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